Está capacitado para formar a las personas, con sentido ético y critico desde una visión humanista de la psicología y la pedagogía, que le permita vivir en coherencia de vida, pacíficamente con los demás y en armonía con la naturaleza. Capaz de intervenir adecuadamente para el bienestar de la persona; para laborar en ámbitos contingentes dentro su campo de conocimiento.