
Cada persona en el universo cuenta, sin importar su color, su forma, sus creencias o preferencias ¡todos son hijos de Dios!
Toda la vida en el universo, y especialmente la humana, pertenece a Dios, él la creó, mediante el orden del cosmos, la armonía de los ecosistemas y la finalidad de cada criatura en relación con los otros.
Dios no creó criaturas aisladas, ni en serie, cada una es una entidad única e irrepetible, animada por el soplo de su infinito amor.
Pero no nos creó perfectos como él, porque quiso dejarnos esa tarea como meta, para eso debes considerar que cada segundo cuenta, cada minuto de tu existencia.
No porque agregues más días a tu vida serás mejor. Serás mejor porque hagas que cada segundo de tu existencia cuente, que valga la pena, que valga para la vida, y la única manera es sirviendo, amando a los otros, como Dios nos ama desde la eternidad.
Esta reflexión nos llega de la mano del PhD. Daniel Fernando López y puedes leerla completa aquí: https://colloquia.uhemisferios.edu.ec/index.php/colloquia/article/view/148